La lectura de notas o guías conceptuales comprometen la subjetividad del espectador, la relación con la obra.
La obra de arte no se limita en demostrar algo, sino que se desenvuelve en la mostracción de un simbolismo discursivo que se monta sobre una interpretación ya hecha del mundo.
Propone un discurso exploratorio y en ese contexto anuncia y presenta nuevas posibilidades, abre mundo y presente; es propio de ella dar apertura de tiempo que se funda en la carencia de un sentido último de la existencia; mostrando sendas que vienen, próximas a llegar.
Esto lo realiza de manera autónoma (posee su propio lenguaje), sin privilegiar un discurso lingüístico, reflexivo o conceptual. Orienta desde su propia forma de ser, lejos de lo que el artista crea querer y poder decir a través de ella.
Las notas de artista, los comentarios (y las obras), pueden aportar amplitud de sentidos (o información), tanto como cerrar otros o destruirlos. Son en si, una interpretación orientada desde una pragmática del existente en relación a formas cotidianas de mirar y estar en el mundo (estados de ánimo, relación con el conocimiento de la historia del arte, la tradición, las diversas tecnologías y las diversas instituciones que conforman una cultura en particular) y que de manera inaugural e incontrolada genera otras miradas y formas de hacer mundo (historia).
"La exposición del sentido de una obra no está limitada al privilegio de la interpretación que sobre ella pudiera ofrecer -ni siquiera su propio autor." José Luis Brea en Un ruido secreto - El arte en la era póstuma de la cultura - 1996
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"La exposición del sentido de una obra no está limitada al privilegio de la interpretación que sobre ella pudiera ofrecer -ni siquiera su propio autor." José Luis Brea en Un ruido secreto - El arte en la era póstuma de la cultura - 1996